sábado, 5 de julio de 2008

Domingo por la mañana

Hoy la felicidad consiste en desayunar en una cocina blanca, iluminada por el sol, junto a una mesa repleta de delicias sencillas.
Atrás queda la noche. Su poderosa sensualidad, su narcótico brillo se esfuman con la primera luz.
Manos a la obra: Tomo naranjas y pomelos. Mezclo su zumo dulce y amargo, y lo apuro hasta la última gota. Croissants en el horno. Elijo un tomate maduro y lo lavo bajo un chorro de agua fresca. Después lo rallo sobre un plato y añado un pizca de sal, otra de azúcar. Lo extiendo en pan tostado , con una loncha fina de jamón serrano por encima. Mmmm.... Mientras, se escucha el borboteo del café...Abro el horno. Un aroma caliente a panadería de pueblo llena toda la cocina. Corto los croissants en mitades perfectas y los decoro con crema de queso y mermelada de naranja amarga; con revuelto de huevo; con fresas y hojas de hierbabuena. Más allá, una fuente de bizcochos y churros recién hechos acompañando a un enorme tazón de leche o de chocolate fundido...
Que aproveche!

Fotografía por cortesía de Tenechillo y Cuchinedor